Foto: Jairo Valencia |
El Pulmón de la Comuna 7 Robledo en Medellín
Por: Salomé Habid, Tatiana Peláez Blum, Valentina García
Además de ser patrimonio histórico y cultural de la nación, el cerro El Volador es un espacio que integra a la naturaleza con la urbe. Ideal para realizar senderismo y avistamientos de aves, allí se han observado especies únicas como el cuclillo piquioscuro, un pequeño pájaro de 30 centímetros que nunca se había visto antes en la ciudad.
El cerro permite descubrir maravillas gracias a su amplia biodiversidad, la cual ha ido creciendo en los últimos años por el interés comunitario en preservar este pulmón de la Comuna 7 y del Área Metropolitana.
El Volador fue un sitio sagrado para nuestros ancestros indígenas debido a su “acercamiento con el cielo” y su hermosa vista panorámica.
Allí se encontraron nueve complejos fúnebres que pertenecieron a los aburraes y de hecho se pueden observar en un espacio adecuado dentro del cerro. Patrimonio arqueológico que demuestra cómo desde antes de la colonia ha sido para quienes lo visitan (o habitaban en su momento) un entorno que debe cuidarse, preservarse y tratar de devolverle un poco de la vida que nos aporta.
Investigaciones han demostrado que lo han ocupado diferentes culturas o grupos que iban desde los primeros cuatro siglos después de Cristo hasta la época de la conquista. Es un lugar mágico para conectar con la historia de la ciudad y con la madre tierra.
Su valor patrimonial es necesario que se difunda a través de la educación pues con sus hallazgos arqueológicos se puede conocer cómo vivían antes los habitantes del Valle de Aburrá, sus costumbres, los alimentos que consumían, sus viviendas, sus rituales y la manera en que se relacionaban con su medio.
Ha sido una labor de más de veinte años proteger al cerro y resguardar sus diversos tesoros, pues no solo los habitantes de la Comuna 7 lo visitan, es un sitio frecuentado por personas de toda la ciudad y alrededores, por estudiantes de la próxima Universidad Nacional de Colombia y por interesados en la naturaleza de todas partes de Colombia y el mundo.
El problema radica en que no todos saben hacer un uso adecuado de El Volador, es importante que nos eduquemos en cómo cuidarlo y aprovecharlo para que continúe siendo el pulmón para la ciudad.
En el Volador se han reportado más de 125 especies de fauna y flora, su cobertura vegetal actual y potencial lo convierten en uno de los principales elementos descontaminantes de la ciudad.
Su conjunto de árboles representa un gran pulmón verde, pero también es vulnerable y puede correr el riesgo de incendiarse sobre todo en épocas de verano cuando la vegetación está seca por falta de lluvias que la refresquen.
Tiene, además, nueve especies de aves que son propias del cerro: las loras, la guacamaya pequeña, la cotorra, los pericos, el zorzal, el sirirí rayado, la piranga y el chamicero. Todas ellas permanecen allí por su naturalidad y desde los años noventa se realizan procesos de conservación y reforestación para que sea un espacio seguro para todas estas especies que lo habitan.
Se encuentra rodeado al occidente por su quebrada vecina “La Iguaná” y acoge tres barrios en su base uno llamado La Iguaná en honor a este espacio natural, San Germán y El Volador. Los tres son pertenecientes a la Comuna 7 y datan de mitades del siglo XX.
El cerro es privilegiado pues tiene una vista de 360 grados de toda la ciudad, permitiendo a quienes lo visitan deleitarse y descubrir ampliamente el territorio donde habitamos, se pueden incluso observar otros de los 7 cerros tutelares de Medellín, como El Nutibara, El Picacho, Pan de Azúcar y El Salvador.
Su nombre tiene sentido cuando se piensa que desde allí la mirada puede volar y volar hasta llegar a cualquier rincón de la ciudad que se divise en la lejanía. Es en definitiva un observatorio urbano y es el cerro tutelar más grande dentro de los 7 con los que cuenta la ciudad.
Al tener una hermosa vista panorámica se convierte también en un lugar ideal para parejas, amigos y familias que desean escapar de la cotidianidad sin ir muy lejos. Los residentes de la Comuna 7 han tratado de llamar la atención hacia este espacio, al ser la joya de la corona en términos ambientales, buscan mayor apropiación comunitaria, pues este es el pulmón de la 7.
Y ¿Cómo se llega a este mágico lugar? En realidad, no es tan fácil pues se encuentra rodeado por vías rápidas que hacen complicado su acceso para los peatones. La mejor forma para los visitantes es por el costado sur del cerro, en inmediaciones del barrio La Iguaná, pues este sector presenta las mayores potencialidades de conexión con sus alrededores y su cercanía con la Unidad Deportiva Atanasio Girardot.