La Silvicultura y su Beneficio ambiental

Hábitat y medio ambiente

El cuidado de árboles, arbustos y zonas verdes es un tema de vital importancia para garantizar calidad de vida en las ciudades que habitamos. 

Por: Valentina Herazo Benítez y Samuel Londoño Correa - UPB


Otras variables como la calidad del aire, del suelo y la supervivencia de las distintas especies de flora y fauna que se encuentran en el territorio dependen o se ven influenciados por los procesos de silvicultura urbana. 


¿Qué es la silvicultura urbana?

De acuerdo con el Manual de silvicultura urbana para Medellín de la Alcaldía de Medellín, el objetivo general de la silvicultura es encargarse del cultivo y la ordenación de los bosques naturales y artificiales de una ciudad. Adicionalmente, incluye la ordenación de cuencas, hábitats de animales silvestres, diseño del paisaje y la recuperación de zonas degradadas o maltratadas. 


¿Por qué es importante el desarrollo de la silvicultura en los barrios de Medellín? 

Fernando Castañeda, vocero de la mesa ambiental de la Comuna 7, explica que “Es necesario un monitoreo y procesos de recuperación, mantenimiento y sostenimiento constante de los árboles, arbustos y zonas verdes del territorio. Especialmente en las temporadas de lluvia —sobre todo una que se ha extendido tanto en el año como esta— los árboles son susceptibles a contraer enfermedades que afectan su capacidad de producir oxígeno y capturar el dióxido de carbono, también los afecta estructuralmente o les pueden causar la muerte”.

Además de un impacto ambiental negativo, tener árboles y zonas verdes sin monitoreo y mantenimiento en el territorio, pueden causar daños físicos a las viviendas y/o personas de los barrios de la ciudad.”


Cuento - Los árboles enfermos

Mateo se acercó a tocar el tronco del viejo árbol que se encuentra en el centro del patio del colegio, está verde y húmedo, las raíces que se asoman en el suelo están completamente negras, sus ramas se ven decaídas y frágiles y hay un sinfín de hojas en el piso, cafés, secas y pisoteadas. 


¡Otro árbol enfermo! 


Es el quinto que encuentra en su barrio en el último mes y cada vez parecen estar peor. Saca su libreta y anota la posición del árbol y los síntomas que pudo ver. Tiene que seguir recolectando información de los árboles enfermos y tratar de buscar una solución. 


¿A quién podrá preguntarle sobre esto? 


Cuando llegó a su casa vio a su mamá cuidando las matas del balcón, de pronto ella le puede dar una solución. 


“Mamá, ¿sabes por qué se enferman los árboles?”


“Claro que sí Mateo, ¡les falta agua!”, respondió Clara como si fuera la cosa más obvia del mundo. Pero eso no puede ser, ha estado lloviendo todo el mes, a ese árbol no le falta agua y a los otros que ha visto tampoco, pues con la lluvia el suelo parece siempre estar húmedo, no tiene sentido. 


Cuando iba para la casa de Valeria, su amiga, notó otro árbol con apariencia rara, unas costras recubren gran parte de su tronco y ramas. “Valeria, ¿has visto que los árboles están raros?”, le preguntó cuando estaban escuchando música en el cuarto de Valeria. “¡Tú también lo has notado! Toda esta semana he notado que varios árboles que paso de aquí al colegio huelen raro y se ven tristes”, respondió ella. “¡Sí! Cada vez son más y más, le pregunté a mi mamá pero no sabe por qué”, le dijo Mateo. 


“Ya sé, mañana le podemos preguntar a Gabriela, la profe de ciencias naturales a ver si conoce algo del tema”. 


La lista de árboles enfermos y sus síntomas sigue creciendo, Gabriela no les pudo dar una explicación concreta al respecto y aunque fue más convincente que la de la mamá de Mateo, tampoco pudo decirles qué hacer para ayudarlos, pues todo lo que intentaron parece no haber dado resultado y los árboles se ven cada vez peor. Flores y hojas cubren las calles, ahora se están cayendo las ramas y los pájaros parecen haberse ido del barrio ya que no tienen buenos lugares para construir sus nidos. 


¿Qué pueden hacer para ayudar? La situación es apremiante. 


La respuesta parece haber llegado sola, un día que Mateo y Valeria se disponían a ir a la biblioteca e investigar más sobre la situación, vieron dos personas vestidas con ropa de trabajo café y estampados de hojas, sombreros, botas y equipados con ciertos artilugios, revisando y tomando muestras del gran árbol que se encontraba frente a la biblioteca. 


“¡Oigan! ¿Qué hacen! ¡Déjenlo en paz, no lo dañen más!” gritaban Mateo y Valeria mientras corrían hacia las personas que estaban en el árbol. 


“No vamos a hacerle daño, estamos analizando su estado y buscando las causas de su enfermedad”, respondió uno. “¿Quiénes son ustedes?”, continuó. 


“Somos Valeria y Mateo y hemos estado buscando soluciones para los problemas de los árboles, cada vez son más los que se ven enfermos y tristes”. 


“Lo sabemos, nosotros venimos a buscar las causas y a tratar de devolverle la salud a las plantas y árboles de la zona”, dijo la otra mientras empacaba en un contenedor un pedazo de la corteza y lo metía en el bolso. 


“¿Y ustedes con quién trabajan y qué estudiaron para poder hacer eso?” dijo Mateo. “Las personas a las que les hemos preguntado nos dicen lo mismo o no nos dicen nada, nadie sabe qué hacer”, siguió Valeria. 


“Somos Juan y Luisa, somos silvicultores y trabajamos con el Jardín Botánico y la Secretaría de Medio Ambiente para el mantenimiento de los árboles, arbustos y zonas verdes de la ciudad”, respondió Luisa. 


Valeria y Mateo se quedaron mientras Juan y Luisa realizaban los trabajos de análisis y mantenimiento de los árboles de la zona que se encontraban enfermos, con su lista pudieron dirigirlos más rápidamente a aquellos que se encontraban en peor estado y mientras, Luisa y Juan les explicaban algunas de las cosas que estaban haciendo para ayudar a las plantas. 


Les enseñaron cómo deben ser los procesos de fertilización, poda y riego de los árboles y arbustos, a aquellos que tienen heridas grandes y pequeñas les aplicaban un sellante especial para cerrarlas y evitar la descomposición, estudiaron la estructura de varios árboles que parecían estar debilitándose y presentaban riesgos por la caída de sus ramas, buscaron señales de plagas y las fumigaron y los dejaron participar en sesiones de endoterapia que realizaban a los árboles que se veían más decaídos, es decir que ponían bolsas con un suero especial de fertilización en ciertas áreas de los árboles para que estos absorban los nutrientes de una manera más eficaz. 


Luego de rehabilitar los árboles enfermos y analizar los demás en búsqueda de señales de enfermedad, Juan y Luisa partieron a realizar su trabajo en otros barrios de la ciudad, sin embargo le dejaron a Valeria y Mateo los teléfonos de contacto de la Secretaría de Medio Ambiente y del Jardín Botánico, varios manuales con señales, síntomas y algunos planes de acción en caso de que algo así volviera a pasar con los árboles, arbustos y plantas del territorio. 

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