En un estudio realizado por científicos suizos, se concluye que el calentamiento global puede amenazar aún más a la población humana al facilitar enfermedades causadas por virus cada vez más difíciles de matar.
El informe, que fue publicado en la revista Environmental Science & Technology, apunta que los virus que se ven obligados a adaptarse a climas más cálidos debido al cambio climático, son infecciosos durante períodos de tiempo más prolongados. También se vuelven más resistentes a desinfectantes de uso regular, como el cloro.
Implicaciones ambientales y para la salud
Esto implica que la calidad del agua y los patógenos transmitidos por el agua microbiana, podría ser peor en las regiones cálidas, y los riesgos para la salud derivados por los virus, mucho mayores.
Si bien es cierto que la luz solar, las altas temperaturas y otros microbios pueden desactivar los virus que se encuentran en las aguas superficiales, reduciendo así su capacidad para propagar enfermedades, al parecer, los científicos esperan que la forma en que los virus reaccionan a su entorno evolucione en respuesta al cambio climático. De una forma que al ser humano le costará más hacer frente.
A medida que la Tierra continúa calentándose, muchos científicos esperan ver cambios en el momento, la geografía y la intensidad de los brotes de enfermedades en todo el mundo.
Y algunos expertos creen que el cambio climático, junto con otras perturbaciones ambientales, podría ayudar a facilitar el surgimiento de más enfermedades nuevas, como en este caso la COVID-19.
Los enterovirus y otros virus patógenos pueden provocar infecciones tan benignas como un resfriado o tan peligrosas como la polio. Se encuentran en las heces y se liberan al medio ambiente a partir de aguas residuales y otras fuentes.
Su supervivencia depende de su capacidad para soportar las condiciones ambientales con las que se encuentra. De ahí que los investigadores quisieran averiguar cómo podrían adaptarse los virus a este tipo de cambios y cómo esto afectaría su resistencia a la desinfección.
El equipo creó cuatro (4) poblaciones diferentes de un enterovirus humano incubando muestras en frascos de agua de lago a 10 ° C y 30 ° C, con y sin exposición a la luz solar.
Luego expusieron las muestras al calor y desinfectante (cloro). Descubrieron que los virus adaptados al agua caliente eran más resistentes a la inactivación por calor que los adaptados al agua fría.
Observaron, además, poca o ninguna diferencia entre las cuatro cepas en términos de inactivación cuando fueron expuestas a la luz solar u otros microbios. En agua fría, los virus adaptados al agua caliente también permanecieron activos más tiempo que las cepas de agua fría. Además, resistieron mejor la exposición al cloro.
Los hallazgos sugieren que los virus en aguas más cálidas "persistirán en un estado infeccioso durante más tiempo y también serán más resistentes a la desinfección", comentó Tamar Kohn, coautora del trabajo, aunque advirtió también que el estudio de laboratorio aún no se había validado sobre campo.
Pese a todo, la adaptación a las condiciones cálidas evidencia que los virus en los trópicos o en las regiones afectadas por el calentamiento global podrían volverse mucho más difíciles de eliminar mediante cloración o calentamiento, según los investigadores.
También exponen que esta mayor resistencia podría aumentar el tiempo que los virus cuentan para infectar y hacer enfermar a alguien que entre en contacto con agua contaminada.